martes, 31 de marzo de 2015

Cuéntame tu historia IX

Hola nubecitas esponjosas:

Estos dias estoy aprendiendo unas lecciones de la vida. Y como, llevando decepciones jajaja Pero bueno, aquí estamos otro día más. En dos días empiezan mis vacaciones de pascua y ¡a disfrutarlas todos!

Estoy teniendo muchos problemas con la red y no soy la única. No me va bien el internet ni el movil, asique espero que se suba, si no es hoy (lunes), mañana, pero que se suba u.u

Hoy os traigo un "Cuéntame tu historia" y de lo que trata es lo siguiente: El objetivo de esta novena entrega es que cojáis a un personaje ya existente y lo insertéis en un entorno completamente contrario o distinto del que proviene.
Personaje: Mortadelo
Entorno: El pais de nunca jamas



Espero que os guste.
Besos.

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 Llevaba varios dias rondando por las calles de Londres, cuando Mortadelo se dió cuenta de que había perdido de vista por onceava vez a Filemón. Colocándose bien las gafas, empezó a quitarse su disfraz de cabina de teléfono roja para poder buscarlo con más facilidad cuando vio como un bicho alado iba soltando un camino dorado a su paso.

Se extrañó ante tal fenómeno. Nunca había visto nada parecido. "Será algún nuevo artefacto del Profesor Baterio enviado por el Jefe para ayudarnos en la nueva misión" pensó Mortadelo, siguiendo el camino dorado.
      - Ya buscaré más tarde a Filemón. - dijo camuflandose de mosca - Primero debo asegurarme que esta nueva "arma" no caiga en malas manos.

Siguiendo al bicho, se topó con un barco pirata, el cual, surcaba los cielos como si de un mar fuere. Realmente no se sorprendió, hasta que dentro de él pudo divisar a su compañero, atado al mastil y a su lado un hombre bigotudo con un traje de pirata rojo y un garfio por mano, riendo a carcajada limpia.
     - ¡Filemón! - chilló Mortadelo, justo antes de chocarse contra una ventana.

El impacto fue tal, que se desmayó en el acto.

                                                                       ***

Un tanto mareado, Mortadelo se empezaba a despertar por un ruido bastante extraño. Tocandose el nuevo chichón que le había salido en la cabeza e intentando buscar su gafas, empezó a distinguir varias personas.Ya colocados sus anteojos, vió a varios niños, de aspecto "pintoresco". Sorprendido, se vistió de niño y una piruleta antes de decir:
     - Hola amiguitos ¿Que hago aquí? ¿Vamos a jugar?

Los niños perdidos le miraron extrañados ante su actitud. Nunca habian visto ningún adulto excepto a Garfio y sus secuaces, es más, que cambiara así como así les pareció un tanto mágico y eso, según decían los indios, no era cosa de adultos.
     - ¿Quién eres?
     - ¿Cómo has hecho eso?
     - ¿Tienes otra piruleta de esas?

Tantas preguntas y él no había preguntado las que realmente quería hacer, sin embargo, los niños seguían preguntando, sin darle tiempo a contestarles. Justo cuando iba a cambiarse para salir como un cohete de donde se supone que estaba, apareció el bicho delante de sus narices. ¡Y que sorpresa! Resultó ser una diminuta persona, con un trajecito verde, pelo rubio y alas. Alas de hada.
     - ¡Oh! Por fín te he encontrado, arma secreta - dijo Mortadelo, cogiendo a Campanilla por las alas, impidiendo que pudiera volar con facilidad y que esta comenzara a mosquearse.

Unos segundos despues, apareció un niño de apariencia un tanto diferente de los demás y además, ¡volando! Mortadelo se camufló rápidamente, vistiendose de una silla de madera, lo cual no pasó muy desapercibida, teniendo en cuanta que dentro del escondite no tenían sillas. El niño, aun suspendido en el aire comenzó a reir ante su nuevo invitado.
     - Muy buenas, querido compatriota - dijo, saludando como si de un cabo fuera - Creo que no nos hemos presentado. Mi nombre es Peter. Peter Pan y estos son los niños perdidos. - señaló a los demás crios antes de volver a mirarlo - ¿Y tú?
     - ¡Oh vaya! - dijo saltando aun vestido de silla previamente de volver a su traje negro - Yo me llamo Mortadelo. Vosotros me habeis traido aquí ¿no?
     - Supongo que te preguntarás por qué - Mortadelo asintió y Peter sonrió dando una voltereta en el aire - Cuando ibamos a visitar a Wendy, el barco de Garfio nos persiguió y dió la casualidad de que otro hombre vestido con una camiseta blanca y pantalones rojos atado al mastil del barco.

Mortadelo se sobresaltó, recordando que él lo había visto, exactamente igual como lo estaba describiendo Peter. Varias exclamaciones se formaron encima de su calva, provocando el asombro y las risas en las demás personas que estaban en el escondite. Dando vueltas alrededor de sus cabezas, Campanilla intentaba llamar la atención, esparciendo a su vez un poco de polvo de hadas encima tanto de Mortadelo como de los demás.

     - Bueno - dijo Peter entre risas - Creo que es la hora de ir a por tu amigo. ¡Hacia el barco del Capitán Garfio!

Alzandose en el aire, tanto Peter Pan como los niños perdidos salieron por el agujero que daba a la salida al exterior. Sin entender muy bien que estaba ocurriendo, Mortadelo, guiado por Campanilla, empezó a volar, sin necesidad de ponerse ninguno de sus trajes y salió, al igual que los demás, hacia afuera.

 En cuanto salió al mundo exterior, se dió cuenta de que ya no estaba en Londres, sino en una especie de isla, rodeado de un frondoso bosque. Miró hacia varios lados buscando a los demás, pero fue Campanilla, dejando un rastro dorado, la que le indicó a donde debería ir asique, sin más dilación fué hacia allí.

No tardó en llegar al mar y con ello, vió un enorme barco que ya había visto surcar los cielos de Londres, pero esta vez se manejaba por el agua. Varios cañonazos le sorprendieron, haciendo que perdiera un poco el control pero Peter Pan le empujó hacia arriba con la cabeza, riendo a carcajadas.
      - No te despistes, Mortadelo - dijo Peter, dando vueltas sobre si mismo mientras se alejaba - Garfio y sus secuaces son los mejores haciendo que la aventura sea "explosiva"
      - Y que lo digas - susurró, frotandose la frente.

En cuanto llegó al barco, los niños ya estaban dando faena a los corsarios del barco. Con sus travesuras consiguieron distraerlos lo suficiente para que Mortadelo se acercara a Filemón.
      - ¡Filemón! - gritó Mortadelo, disfrazandose de pirata y rompiendo las cuerdas con una navaja
      - ¡Mortadelo! Por fín. Estos tipos están majaras.
      - No se preocupe, jefe, arrrrrr
      - Deja de hacer el payaso y vamonos de aquí.
      - No podemos dejar a los niños así - dijo Mortadelo, comenzando a elevarse - Tenemos que ayudarles con esta aventura. Además, seguimos sin encontrar el artefacto de la misión.
      - Oh, yo se donde está - señaló al garfio del capitán - Es esa cosa que lleva por mano el bigotudo de ahí.
      - Pues a por él ¡Peter!

Como por arte de magia, el niño de ropas verdes apareció detrás suya, sonriente, mientras esquivaba con saña varias estocadas de espadas que él mismo desviaba con otra.
      - ¿Que ocurre, mi buen amigo gafudo?
      - Necesitamos ese garfio que lleva el bigotudo de ahí. Es importante para nuestra aventura.
      - Oh, claro, no  hay problema. Peter Pan os ayudará. - pegó una patada a las espadas, tirándo de espaldas a los atacantes. - Pero teneis que conseguir que venga el cocodrilo.
      - Eso está echo - dijo Filemón. - Mortadelo, ya sabes lo que tienes que hacer.

En cuanto Peter se fue en dirección hacia el Capitán Garfio, Mortadelo se disfrazó de cocodrilo hembra, un tanto en contra con la decisión de su compañero. Haciendo ruidos extraños e intentando provocar a la bestia, consiguieron que apareciera de entre las aguas, el famoso cocodrilo que quería Peter.
      - Hola guapetón  - dijo Mortadelo, moviendo la cola - Te necesitamos

Con dos corazones como ojos, el cocodrilo se acercó a Mortadelo con un ramo de flores. Sin embargo, en cuanto vió al Capitan Garfio, se disculpó con "la cocodrilo" y se dispuso ha perseguir su presa para arrancarle otra mano. Justo a tiempo, ya que Peter, había conseguido quitarle el garfio.
      - ¡Tomar! - gritó Peter, lanzandoles a Mortadelo y Filemón el garfio, mientras tiraba por la borda a todos los piratas - Llevaros el barco hacia la tercera estrella y luego girara a la derecha. ¡Llegareis a Londres muy rápido!
      - Gracias, Peter Pan.
      - ¡Hasta otra!
      - Oye Mortadelo - dijo Filemón, ya en el cielo - ¿Tu sabes como pilotar un barco volador?
      - Claro que si, jefe - contestó Mortadelo, vestido de pirata - Soy un capitán excelente.

                                                                  ***

"Últimas noticias. Misteriosamente, ha aparecido a altas horas de la madrugada un barco por lo que parece ser pirata, incrustado en el Big Ben, consiguiendo que la punta de nuestro magnifico reloj cayera encima de las calles de Londres. Se sospecha que ha sido obra de terroristas vikingos por las ropas y restos que se han hallado en lo que quedaba en el barco pero lo que está claro es que el edificio ha sufrido graves daños y que ha causado más de un desamayo a nuestros patriotas"

<3

sábado, 28 de marzo de 2015

N&L - Cap.3 c)

Hola queridas nubecitas esponjosas:

¿Que tal fue la semana? Yo un tanto vaga la verdad, no os voy a mentir. Fuí a ver la pelicula de "El destino de Júpiter" y para mi gusto, fue muy lenta y un tanto suelta. Quiero decir, que la historia se ataba por hilos muy finos, muy echa a la "pim pam pum", como diría mi abuela. Por lo demás, bien. Ahora vendrá la semana santa, vendrá mi prima y será un desfase jjaja (espero poder seguir subiendo historia)

Como hacía tiempo que no subía, os traigo un poco de N&L, que aunque tenía pensado subir el primer capitulo de otra historia (Premoniciones, está el prólogo en el blog) y las nubecitas seguidoras de Night y compañia no han aparecido por aquí, creo que ya toca volver a escribir de ellos. 

No me enrrollo mucho, porque estoy a contrareloj escribiendo.
Espero que lo disfruteis.
Besos

P.D. Me estoy motivando escuchando canciones muy "dance" y es raro, porque para escribir suelo escuchar bandas sonoras ajajaj.
P.D.2. El lunes subiré "Cuéntame tu historia", que ya toca jeje.

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El jueves pasó bastante rápido. Sin ningún profesor nuevo que me acosara, ni ningún revuelo en las clases, ni siquiera tuve ningún “accidente” de los míos. Realmente, estuve un tanto preocupada, ya que, el dolor punzante desapareció sin dejar rastro. Eso es bueno, claro, sin embargo, una sensación de incomodidad me rondaba todo el tiempo, sobre todo cuando estaba rodeada de mis amigos. Sentía que no debía estar ahí, que tenía que alejarme e ir a un sitio más tranquilo. Eso si que era raro en mí. Adoraba estar con mis amigos.

Pero bueno. Supongo que la adolescencia, como bien dicen, hace que uno se vuelva “raro”. Lo que fue bastante extraño ocurrió ya más entrada la tarde, casi de noche. Tenía como costumbre, pasear al perro antes de irme a dormir, porque como buen animal que es, había que pasearlo y como yo soy su ama, pues es mi deber hacerlo.

A pesar de ello, como lo del accidente estaba muy reciente, mi madre no quería dejarme sola por la noche, aunque estuviera con un doberman. Asíque, adelanté la hora de salida a eso de las siete de la tarde, que era la hora en la que el sol se ponía en el horizonte pero aun había la suficiente luz para que mi madre estuviera tranquila.

Ese día, hacía bastante frío, asíque me abrigué y atando al perro a la correa, salí de mi casa. Una ráfaga de viento se chocó contra mí nada más pisé la acera de la calle.
            - Joder, que frío. - susurré, apretando el cuello de la chaqueta. - Ni que el tiempo no quisiera que saliera de casa.

Comencé a caminar por la acera hasta la esquina y al ver que no había ningún coche, solté al perro para que pudiera correr un poco. Desde el centro de la carretera lo vigilaba, estando atenta por si venía algún vehiculo, cuando de pronto oí pasos, jadeos, como si alguien corriera hacía mí. Miré hacia varios lados pero no vi a nadie. El sonido cesó.

Llamé varias veces a mi perro, sin embargo no aparecía, asíque eché a correr hacia donde lo había visto por última vez, pero en cuanto emprendí la marcha, volví a escuchar los ruidos. Ya nerviosa comencé a correr gritando el nombre de mi doberman. Sentía como si me estuvieran persiguiendo a pesar de que no veía a nadie. Por suerte, al cruzar una esquina, me dí de bruces con “Sparky”, el cual movía la cola como si nada hubiera ocurrido.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y miré la luna, como si de un auto-reflejo fuera. Y sorprendentemente, me calmó. Respiré hondo antes de acariciar a mi perro, atarlo y girarme para volver a mi casa, cuando alcé la vista y vi a alguien en la otra esquina. Un chaval de pelo blanco que extrañamente me parecía familiar. No tenía más remedio que ir hacia ese lado y por otra parte, no tenía por que pasar nada malo.
            “No te emparanolles, Lire” dijo mi conciencia “No todas las personas que van por la calle tienen que ser secuestradores”

Emprendí el camino hacia mi casa. En apenas dos pasos hacia allí, el chico se fue hacia la izquierda, desapareciendo por la esquina contraria a mi casa. Mi pulso volvió a tener un ritmo normal cuando ya no lo tenía a la vista, consiguiendo que fuera tranquila hacia la esquina de mi calle. El perro comenzó a gruñir y sin entender porqué, tiró tan fuerte que se me escapó la correa de las manos. Fui corriendo intentando atraparlo, pero sorprendentemente Sparky estaba en la puerta de mi casa, tranquilo.
            - ¿Qué dem…? - dije extrañada, mirando hacia varios lados.

Abrí la puerta, dejando pasar al perro primero y en cuanto pisé el jardín, escuché una voz que ya había escuchado antes. Como si un susurro fuera, llevado con el viento, oí un nombre. “Kirea”. ¿Dónde había escuchado ese nombre? Oh…En la comisaría, ese pequeño de pelo blanco que estaba en el la otra acera, observándome con una sonrisa, como si  me conociera.

Me giré hacia donde se escuchaba esa voz, al otro lado de la puerta. Y en ese mismo instante, pasó un chaval con ropas oscuras que destacaban su blanquecino cabello. Olvidé de cómo respirar, sintiéndome insegura incluso dentro de mi chalet pero el chico no miró en ningún momento hacia donde estaba. Cuando lo volví a perder de vista, mis piernas por fin hicieron caso y me dispuse a entrar dentro de la casa, corriendo hacia mi habitación.

No tenía apetito, solo quería dormir y olvidarme de esa sensación. La sensación de estar cayendo en un abismo del cual no podría escapar. No podía recordar bien la cara del joven pero si su sonrisa. Una sonrisa que, sin saber muy bien porqué, me daba puro pavor. Y ese nombre de nuevo…¿Por qué cada vez que escucho ese nombre, mi pecho duele?


<3
Es corto porque el siguiente trozo es el capitulo 4 <3

lunes, 23 de marzo de 2015

SDLD - Cap.3 - "Recuerdos de un pasado olvidado"

Hola nubecitas esponjosas:

¿Todo bien? Aqui por la costa mediterranea está pasando el dilucio de Noé. Eso quiere decir, que ni internet, ni electricidad, ni luz ni na. Además de que no se porqué el ordenador me va horriblemente mal. Me ha costado la vida tanto subir esta historia como escribirla. Espero que se suba bien.

Estoy pensando en hcer una nueva antología, esta. No voy a escribir más, porque en serio, me estoy poniendo nerviosa de lo mal que va todo hoy.

 La historia de hoy es de SDLD. Haber si luego puedo ponerle el titulo porque ahora no me deja.
Espero que os guste.
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            En el interior de la casa de Nubia, los cuatro amigos, incómodos por la situación, se mantenían callados alrededor de la mesa de la cocina, en silencio. La joven anfitriona, a duras penas, se levantó para preparar cuatro tazones de chocolate caliente y aunque no aceptó la ayuda de Olivia, Javier se impuso y la instó a sentarse, no sin quejas.
            Olivia se sentía más incómoda que nunca y jamás había pensado que esa sensación de nerviosismo, inseguridad y confusión la tendría estando con ellos. Se sentía inquieta y notaba como palpitaba su corazón con fuerza, como si quisiera explotar. No le gustaba. Suponía que sus amigos se sentían tan estupefactos como ella y por ello no podían articular palabra, pero aunque el peligro parecía que había desaparecido, aun tenía la duda.
            El silencio se rompió cuando Javier dejó las tazas en el centro de la mesa y cogiendo una, se sentó, suspirando. La tensión se podía cortar con una motosierra.
            - ¿Me vais a explicar lo que ha ocurrido ahí fuera o vais a hacer como si nada? Porque está claro que vosotros sabéis algo que yo no se y debo decir, que me siento un tanto dolida.
           
            Nubia fue a decir algo pero se paró antes de articular palabra. Ella no era la indicada para explicarle todo a su amiga, aunque se moría de ganas por contárselo. Olivia la miró y se sorprendió ante la reacción de su amiga. Se suponía que se lo contaban todo. “Al parecer todos tenemos secretos” pensó Olivia, frunciendo el ceño.
            - Yo… - dijo Nubia, mirando como Javier le daba codazos a Maiga - Creo que soy la menos.. “indicada” para explicártelo.
            - Me da igual quien sea, pero decirme algo, por favor.
            - Algo - dijo Javier, antes de que Maiga le devolviera el codazo - ejem… Ya no tiene sentido ocultártelo… - se aclaró la voz ante la mirada estupefacta de su amiga - De todas maneras, hoy pensábamos contártelo.
            - ¿Cómo? ¡¿Habéis estado ocultándome algo tan grave como la muerte de los padres de Maiga?! - gritó, dando un golpe seco en la mesa.

Miró a Nubia, esperando que ella no estuviera también metida en ese asunto, pero apartó la mirada en cuanto sus ojos tomaron contacto. Se quedó con la boca abierta por su reacción. Se sentía traicionada, porque pensaba que entre ellos no había mentiras. Miró a Maiga. Él era su mejor amigo y el que más sabía de ella, en el que más confiaba… Sin embargo, él no le había dicho ni siquiera algo tan importante como la muerte de sus padres. ¿Qué más no le había contado?
            - Olivia - dijo Javier, atrayendo su atención - Esto es mucho más grande de lo que te imaginas.
            - ¿Mucho más grande? Javi, ¡No tengo ni idea de que está pasando!
            - ¡Y por eso estamos aquí, para explicártelo! - gritó Javier, ya un tanto enfadado por la actitud reprochadora de su amiga - Asíque, tranquilízate.

Pocas veces había visto a Javier enfadado, mucho menos fuera de sus casillas, pero esta vez si que parecía realmente cabreado, asíque optó por hacerle caso. La palpitación en el pecho cada vez era más fuerte, ya rozaba el punto de dolor. Se frotó el cuello en un afán de relajarse, pero notó en su palma el “pum-pum” de su corazón y eso no la tranquilizó lo más mínimo. Maiga la observó, entre sereno y nervioso. Él también intentaba tranquilizarse. Las visitas de Coriu no eran especialmente “agradables”.
            - ¿Y bien? - preguntó Olivia, esperando una respuesta que pudiera apaciguarla.
            - Yo… te lo explico todo.- dijo Maiga, levantándose de la mesa y tendiéndole la mano. ¿Me acompañas? Creo que también estás buscando otras respuestas.

Sorprendida ante la reacción de Maiga, ya que ni ella se acordaba que le había preguntado por sus sentimientos, frunció el ceño, indecisa. Quería que le explicaran que había pasado y que, según el desconocido llamado “Coriu” había dicho, tenía que pasar; Que le habían ocultado todo este tiempo y también que era esa sensación de quemazón que sentía en todo su cuerpo. No sabía muy bien porque, pero tenía el extraño presentimiento de que él sabría explicar el porque.

Sin embargo, Maiga conocía muy bien a su amiga y sabía que no iba a ser tan fácil convencerla de que le siguiera, mucho menos después del acto de desconfianza que había echo todos, así que se adelantó a su reacción negativa.
            - ¡Olivia! - gritó, sorprendiéndola el suficiente tiempo para agarrarla del brazo y atraerla para sí - Sígueme y no me valen réplicas.
            - Pero…

Sin tiempo de protestar, Olivia y Maiga salieron al exterior de la casa, dejando a Nubia y a Javier solos en el salón, aun con la taza en la mano. Se miraron entre ellos.
            -¿Porqué tenía que suceder así? - suspiró Nubia, sorbiendo un poco de chocolate antes de continuar hablando - Tuvo que aparecer Coriu, intentando ponerla en nuestra contra.
            - No te preocupes- dijo él, acercándose por detrás para agarrarla de los hombros, suavemente - Maiga pensaba contárselo todo hoy y Olivia no es tan fácil de engañar como Coriu se piensa. Además, hoy le entregará eso con una excusa.
            - ¿Qué excusa?
Nubia se giró buscando la mirada de Javier, un tanto curiosa por dicho regalo. Sin embargo, se topó con una cajita del tamaño de una mano. Sorprendida, dejó la taza en la mesa e intentó coger el paquetito pero, él lo apartó rápidamente, sonriente.
            - ¿No lo sospechas?

            - No…

Su sonrisa se hizo más amplia y ella enrojeció. Ella intentó replicar pero antes de que una palabra saliera de su boca, él le dio un beso. La pilló tan desprevenida que ni siquiera pestañeó. Cuando se separó de sus labios, Nubia no pudo evitar agachar la cabeza, avergonzada por lo sucedido.
            - Maiga no es el único que ha venido a sincerarse - rió levemente.
            - No te entiendo, Javi…
            - Te lo volveré a repetir - dijo cogiéndole de la barbilla dulcemente y después de dedicarle una media sonrisa, la volvió a besar.

No obstante ella le apartó, empujándolo. Ella sabía que Olivia sentía algo por él y aunque ella estaba enamorada de la misma persona desde la primera vez que sus miradas se cruzaron, no iba a traicionar a su amiga. Reprimiría su amor hacía él aunque fuera lo último que hiciera.
            - Por favor, Javi, no lo hagas. ¡Ah!

Antes de poder evitarlo, Javier la cogió en brazos y apartó la silla de una patada, aun con la sonrisa en la boca. Emprendió camino hacia la habitación de Nubia sin dejar de mirarla a los ojos.
            - He estado demasiado tiempo esperando este día, sin embargo, no haré nada que tú no quieras.

Nubia tragó saliva mientras se rendía en los brazos de Javier, sabiendo sus intenciones y sin poder evitar desbordar sus sentimientos.

viernes, 13 de marzo de 2015

HSD - Capítulo 1 - "Toda historia tiene un principio"

Hellou nubecitas esponjosas:

¿Que tal ha ido la semana? Yo un tanto decepcionante, la verdad. Pero bueno, aquí estoy en los madrigales intentando relajarme un rato mientras hago un trabajo un tanto pesado. Y ahora estoy escribiendo esto antes de irnos de fiesta por los madriles. Vamos a ver que se cuece por la capital de España.

En este trozo os paso un poco del primer capitulo de la última historia que subí al blog. ¿Porque? Pues porque me motive un poco la última vez escribiendola y quiero saber si me he pasado de rosca o si por el contrario está interesante.

Espero que lo disfruteis y que tengais buen finde.
Saludos.

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“La raza humana es repugnante”

>Esa fue la primera frase que aparece en mis memorias. Recuerdo la suave brisa teñida del basto olor a sangre. Aun mis sentidos no estaban totalmente desarrollados, por lo que la sensación no era precisamente, agradable.

Nuestra raza estaba a punto de entrar en guerra con los otros líderes ilegítimos. Los asquerosos licántropos, también llamados hombres lobo o como quiera que los llamen. No sería una guerra realmente divertida, sin embargo a nuestra raza, nos gusta demasiado la destrucción, el combate, la sangre... Se puede decir que somos una especie a la que nos gusta el sadismo, la perversión... Somos feroces y crueles por naturaleza, pero no luchamos contra nuestra esencia, porque ella es la que nos caracteriza y al igual que nuestros hermanos y enemigos, nos dejamos llevar por ella.

Y en medio de todo, como siempre, están los lindos parásitos llamados humanos. Son una raza evolutiva que lo único que causa es destrucción... Creo que por eso son nuestras dulces carnadas, nuestro alimento más preciado. Su sangre nos da vida, un atisbo de energía a estos cuerpos muertos que se rigen por el instinto de supervivencia y además ayudamos a que haya un poco menos de destrucción en este hermoso mundo.

Pero todos sabemos lo imbéciles que son los humanos ¿No?<

- Sigue sin contestar a la pregunta, Señorita Clavson

-¿No dijo que le contara desde el principio? – contestó Catherine

Con cierto nerviosismo, los científicos se miraron, acomodándose al mismo tiempo en el asiento de metal que cada uno ocupaba. El suspiro de ella les causó un escalofrío, provocando en la frívola dama una sonrisa macabra. Lentamente, Catherine se acerca al cristal que la separaba de los científicos, apoyándose delicadamente en sus blancas y finas manos.

Estaba hambrienta y en ese instante le daba igual beberse dos miserables cuerpos plebeyos de sangre amarga.

- Le preguntamos como había comenzado la guerra que causó la desaparición de su raza, Su Alteza – dijo el científico con las gafas de culo de vaso, intentando hablar con un tono de voz imponente.

Sin atisbo de temor, como si se tratara de su presa, la joven dirigió la mirada hacía el científico, relamiéndose los labios mientras se movía alrededor del cristal que los separaba. El terror se asomaba en los grandes ojos de los científicos, que comenzaban a temblar ante la provocación de la vampiresa.

"Una dulce y pícara sonrisa"
- A cambio de una botellita de sangre pura y virgen terriblemente dulzona – susurró Catherine volviendo en un grácil salto hacía su sillón. - ¿no?

No pudiendo contestar con palabras a causa del pánico, el más joven de los hombres afirmó con un ligero cabeceo de cabeza. Como si de un interruptor fuese, los ojos de Catherine se aclararon a un tono de rojo más ceniciento y los músculos de su cuerpo se relajaron, dejando entrever una dulce y pícara sonrisa.

- De acuerdo – dijo, balanceando las piernas en el borde de su cama – Comenzaré entonces por mi adolescencia, la cual fue marcada por mi concertado matrimonio.

>> La familia Clavson era la última familia sucesora de los originales, es decir, los primeros vampiros que aparecieron en este basto mundo. Mi abuelo, que en paz descanse, fue “matado” por el árbol madre o también llamado “Espino” o “Roble Blanco”, del cual esta habitación está repleta. El creó toda la sede de vampiros, junto con su hermano y otra humana, la cual mi abuelo le dio el don de convertir.

Pero, siguiendo con lo que queríais, nosotros éramos los últimos de nuestra especie. Los otros monstruos eran seres inferiores que nos eran fieles, leales y nos honraban con tal devoción, como si fuéramos dioses. Aunque debíamos andar con pies de plomo ante ellos, porque a la mínima que tuvieran la oportunidad, nos hubieran hincado el diente como al mayor de los trofeos.

Sin embargo, la sangre de licántropo es prácticamente igual de valiosa que la nuestra. No creáis que podéis manipularla a vuestro antojo, es igual de inaccesible que la mía. Solo seres como nosotros podemos succionar toda la esencia de dicha sangre. Por ello debíamos protegernos entre nosotros, o eso es lo que pensó mi querido abuelo ante las incesantes muertes que pudo observar durante tantos milenios de todas las especies vivientes y que existieron. Según él, el ancestro de los canes estuvo de acuerdo ante tal acuerdo.

Como sello de tal propuesta, los dos prometieron fidelidad, cada uno de sus respectivas razas, a que no se atacarían entre ellos y se protegerían de futuras guerras con otras razas, haciendo un matrimonio. La mujer sería vampiro, ya que tal es su rapidez, inteligencia y fuerza como la del hombre licántropo. Las vampiresas no se dejan llevar por el deseo de poder, al igual que los hombres-lobo son seres racionales ante cualquier situación. Cada raza tiene sus más y sus menos, pero somos unos rivales bastante bien compensados para la lucha.

Tal tratado tenia que cumplirse, aunque había un problema: un vampiro y un hombre lobo es imposible una relación sexual, además de que es asqueroso y repugnante. Por lo tanto, acordaron elegir una pareja cada uno para que fuera solamente su pareja sexual y en casos excepcionales, tales como la procreación de las siguientes generaciones líderes.

Mis padres, Benneth y Lilith no fueron una excepción. Aunque mi instinto me hiciera odiar a mi padre “adoptivo” por así decirlo, le cogí cierto... Respeto, o apego, como queráis llamarlo. Mi hermano, Atherton era el Jefe de 1º rango de la armada especial del equipo estrella. En pocas palabras, era el que se encargaba de la seguridad de mi familia. Su esposa Lumber, como no, licántropa, era la Jefe de 1º rango de la armada especial del equipo luna, es decir, protegía a la línea sucesora de los licántropos.

Pasando todas las formalidades y demás, ya que sabéis un poco de como estaba la cosa y queréis que vaya al grano, empezaré por el principio del problema.<<

- La rivalidad – dijo un científico
- La sed de sangre – dijo el otro científico.

Como si de una alarma se tratara, todas las cámaras de la habitación se movieron rápidamente hacia los científicos, para acabar en la risueña vampira, que aplaudía no con demasiada emoción para la que aparentaba.

- Buenas respuestas, pero no – rió Catherine al mismo tiempo que se ponía de nuevo de pie.

>> Yo estaba en pleno entrenamiento, ya entrada en la “adolescencia” como vosotros llamáis. Aunque todos los de mi familia contábamos con protección, debíamos desarrollar nuestras características sobrenaturales y saber defendernos de cualquier contratiempo. Era más bien como una tortura tanto física como mental. Nos abstenían de alimentarnos, nos clavaban estacas de distintos tamaños por diversas partes del cuerpo, hacían enfrentarnos unos a otros, en resumen, potenciar nuestra resistencia a nuestras debilidades. No tenían piedad alguna con ninguno de los que asistíamos al entrenamiento. Mi familia estaba obligada, sin embargo había muchas más familias de “nobles” que se presentaban, ya sea por el honor de su familia o por placer a servir a su patria. Los nobles eran cierta especie vampírica que solo, al igual que nosotros, se relacionaba con vampiros de su misma sangre. <<

Los científicos miraron estupefactos ante la confesión de la vampiresa.
- Os…¿os acostabais con los de vuestra misma sangre?

Ella sonrió, como si fuera algo de lo más normal del mundo. Una mueca de asco asomo en la cara del joven, consiguiendo que se levantara y se apoyara en la puerta que conducía al exterior, mareado. Catherine lo siguió con la mirada, curiosa ante su reacción. El más mayor se dirigió hacia él, preocupado.
- Si aun voy por el prólogo de la pregunta - dijo Catherine, en tono burlón. Se cruzó de piernas, aun sentada en el borde de la cama, sin apartar la mirada de sus investigadores.



<3

miércoles, 11 de marzo de 2015

La historia sin dueño (HSD) - Contraportada + Prólogo

Holi holita, nubecitas esponjosas.

¿Que tal va todo? Por ahora puedo subir historia, he tenido un rato libre, pero tendría que aprovecharlo para hacer un trabajo, asique no me enrollaré mucho. Mañana me voy a Madrid, a despejarme un poquete que ya toca y después fallas. Como no. Y bueno, mi blog "El aullido del lobo ovejero" ya está casi acabado, si os quereis pasar, estais invitados.

Tenía pensado poner aquí un poco de "Cuentame tu historia" pero ya hice una maratón de la iniciativa, asique supongo que lo pondré la semana que viene. No quiero petaros de SDLD ni de N&L, aunque se que alguna que otra lo está esperando (Muahaha), pero estos dias estuve escuchando las canciones de mi viejo ipod y no se porqué, me apeteció escribir de Catherine. 

Ya subí hace tiempo un trocito, pero hoy os pondré la "contraportada" y el prologo para que lo entendais. Os dejo aquí lo que escribí un tiempo atrás, pero es en la historia es mucho más adelante. Hayá vosotros.

Espero que lo disfruteis.
Besoss

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Contraportada

-         Una pequeña historia es recordada en el día de Halloween en casa de los Black: Después de la Guerra de los Dos Bandos, la raza de vampiros “nosferatu”, legítimos reyes de la sede de seres sobrenaturales, desaparecieron. O eso creyeron los de su especie. Entre los millones de restos de la guerra se halló a una joven y mortífera persona mutilada por las batallas. Los humanos sabían quien era. La descendiente de dichos reyes. Su sangre era más valiosa que cualquier otro tesoro. Podría curar cualquier enfermedad. Pero a la vez podía matar como tal veneno que es. Con el fin de investigar los “poderes” de su sangre, la capturaron, pero ¿Es tan fácil conseguir algo vital de la criatura más letal? ¿Nadie más sabe que ella sigue viva?

Prologo

Es tradición, que el treintiuno de octubre, se celebre en todo el mundo la famosa fiesta de Halloween. El día también llamado “la noche de brujas”, en la cual, los niños y los no tanto, se disfrazan de cualquier persona, ya sea fantástico o famoso, para ir de casa en casa a pedir golosinas, gastar bromas, contar historias de miedo o incluso, aprovechar la excusa para montar una fiesta en cualquier casa ajena.

En la familia Black no es distinto. Los cuatro hermanos, tan distintos como parecidos, se reúnen anualmente este día, cada año en una casa distinta, haciendo una gran cena con todo tipo de manjares. Otra excusa más para reunir a la gran familia. El más mayor, Baxter, le había tocado hacer en su casa este año la cena. Ya estaba todo preparado y poco a poco iban hiendo los invitados. Él, junto a su mujer, recibieron a Leroy, a Elden y a su familia, los cuales llegaren todos juntos. No tardaron mucho en aparecer sus padres, Manuel y Marie. Solo faltaba el pequeño.

            - ¿Dónde está tu hermano Turso, Baxter? - preguntó Manuel, acercándose en su silla de ruedas.
            - No tardará en llegar, papá - contestó poniéndole el freno - Estaba recogiendo a su novia.
            - ¿Otra más? - dijo Marie, apareciendo por la puerta.
            - Mamá.
            - Vamos querida, son jóvenes - rió Manuel, acariciando la mano de su esposa - Además, es Halloween. Podemos pedirle que nos cuente una historia.
            - Si, tendremos toda una noche para que la psicoanalicemos con sus historias de miedo - dijo la esposa de Baxter, recogiendo algunos platos de la cocina.

No tardaron mucho en aparecer, como bien dijo el hermano mayor. Esta vez, la hija mayor de Baxter fue la que abrió la puerta a su tío. Un joven de veinticinco años que era la viva imagen de su padre, solo que con menos arrugas y los ojos claros de su madre. Sonriente, Turso cogió a su sobrina y la alzó en brazos.
            - ¿Cómo está mi sobrina favorita? - dijo, dándole un beso de esquimal, consiguiendo que la chiquilla riera.
            - Tío Turso. - abrazó con sus pequeños brazos el cuello de su tío.- Llegas el último, como siempre.

Dejándola en el suelo, Turso se giró hacia fuera de la casa y extendió la mano a una figura  nerviosa. Ella, extendió la mano y cogió la de él, consiguiendo que este sonriera. Cuando Turso le dio la bienvenida a su hogar, ella traspasó la puerta con cierta vergüenza. Esta era la primera vez que le presentaría a su familia.

            - Tranquila, Katty.- le susurró Turso mientras le quitaba el abrigo - Les caerás genial.
            - Ojala tengas razón, cariño. - dijo Katty, acariciándole la mejilla antes de besarle.
            - Chicos, por favor, que hay niños en esta casa - gritó Elden bajando por las escaleras, interrumpiendo a la pareja.

Un tanto avergonzados, Turso presentó a Katty tanto a Elden como a todo el resto de su familia. Se sentía un tanto cohibida, aunque Elden estaba todo el rato a su lado, pero eso no la tranquilizaba demasiado. Era una de sus actrices favoritas y que fuera tan amigable con ella, la desconcentraba. De todas formas, la cena fue divertida y entrañable. Y todos la aceptaron, como si hubiera nacido allí, en esa familia.

No tardaron mucho en comenzar la vieja tradición del día de Halloween. Cada año, al igual que el lugar para celebrar la gran reunión, tenía que contar una persona una historia o varias, que tuviera significado con dicha festividad. Los últimos años, como nueva tradición, Manuel y Marie utilizaron esta excusa para comprobar como eran las parejas de sus hijos. Y Katty no iba a ser una excepción.

            - Bueno, señorita Monee - dijo Manuel, colocándose bien la manta encima de las piernas.
            - Por favor, llámeme solamente Katty.
            - Claro, jovencita. Como bien le habrá dicho mi hijo, tenemos una tradición de contar historias de terror en esta fecha.
            - Yo mientras iré a acostar a los niños - dijo Elden.
            - Te acompañamos - contestaron las demás mujeres. - En seguida volvemos.
            - Cariño - dijo Turso, cogiendo a su chica por los hombres - Te toca contar una historia.
            - Oh, bueno… Claro.
            - ¿Por qué no les cuentas esa que escribiste?
            - Ah… - suspiró ella, sonriente. - Es una historia larga y en primera persona. Espero que me podáis seguir.

Manuel pestañeó intentando controlar el súbito sueño que le entró. Resulta que su futura nuera era escritora. Le encantaban las historias, por eso habían hecho esta tradición. Miró a Katty, la cual se acomodaba en la silla, delante de todos, expectantes por lo que les iba a contar. Cogió el vaso y se tomó las pastillas del corazón. Quería conocer todos los secretos que le iba a contar Katty, porque siempre se habia dicho, las historias siempre tienen algo de verdad.

                                                                       ***

<3 Corta pero intensa.

lunes, 9 de marzo de 2015

N&L y Fiestas.

Muuy buenas nubecitas esponojosas:

Ya se... No subí nada el viernes, lose. No me mateis por ello. Todo es porque han empezado las fiestas de la Magdalena aquí en Castellón y la semana que viene son las Fallas en Valencia (donde yo soy) asique he estado ultimando trabajos para tener estas dos semanas libres. (además de que me corté en un dedo y me duele cada vez que uso ese dedo)Tambien me iré a Madrid este fin de semana <3

El caso. Lo que quiero decir con esto es que, yo intentaré seguír mi horario de subida de historias, pero espero que comprendais el porque si algún lunes, miercoles o viernes no subo: porqué estaré o borracha o bailando o riendome por las calles de la Comunidad Valenciana. I aixó es tot, xiquetas jajaja

Bueno, como recompensa por vuestra paciencia, os voy a dar un trozo de N&L. Se que no hay mucho movimiento por el blog (ni yo me meto en otros, ni tampoco veo comentarios) pero bueno, yo continuo subiendo, que a lo mejor otros estan como yo y más adelante os gustaría leer las historietas.

Sin más dilación, aquí teneis la historia. 
Espero que la disfruteis.

P.D. Mi madrina Gema y su segundo blog, Delirios a Maquina, cumplen 5 años en la red, asique si teneis un ratillo pasaros <3

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Literalmente, me llevó a rastras hasta la cafetería. No me soltó del brazo hasta que llegamos a la puerta de la cafetería. Todo el mundo que pasaba a nuestro alrededor, tanto profesores como alumnos, nos miraba, haciendo que pasara la mayor vergüenza de toda mi vida. Ahora entiendo a mis amigas cuando las “empujo” ha hacer situaciones que según ellas son vergonzosas.

Cuando entramos en la cafetería, todas las mesas estaban llenas, como siempre. En una zona un tanto apartada, estaban las tres mesas de los profesores, aunque en ese momento, solo dos de ellas estaban ocupadas. En la última y más apartada, estaba Night leyendo algunos papeles en los cuales estaba absorto hasta que se percató de nuestra presencia, mirándome de reojo sin levantar la cabeza de las hojas. Ya al lado de la mesa, Kale me empujó suavemente a la silla que se encontraba al lado de Night, consiguiendo que me sentara y produciendo así una pequeña sonrisa a mi profesor de gimnasia.

            -
¿Tu por aquí? - ladeó la cabeza, mirándome directamente - ¿No deberías estar con tus amigos?
            - Hola profesor Night - sonreí.
            - Así me gusta - dijo, acariciando mi pelo con el dorso de su mano - Educada como debe ser. Pero no has contestado a mi pregunta.
            - Pues…- miré a Kale, con una sonrisa juguetona en los labios - Él me trajo hasta aquí.

Noté como Night giraba la cabeza hacia delante, donde Kale se había sentado, enfrente de nosotros. Me pareció oír un pequeño gruñido procedente de Night pero la sonrisa de Kale me distrajo.
           
            - Tranquilo, profe de Gimnasia - sonrió, casi enseñando todos sus dientes, antes de apoyar la cabeza entre sus manos - Solo estuvimos hablando en clase y quedamos en vernos aquí para que le diera unos trucos para tocar la guitarra.
            - Y - sonrió, aunque parecía bastante forzada, consiguiendo asustarme un poco. Parecía enfadado - ¿Tu has aceptado?
            - S-si, bueno… - balbuceé, a la vez que me alejaba- U-un profesor solo quiere lo mejor para el alumno, ¿n-no?

Miré a Kale, intentando buscar su apoyo para corroborar la excusa pero había cerrado los ojos. E incluso oí un pequeño ronquido, una respiración bastante fuerte que me dejó sin habla. Se había dormido en apenas unos segundos y me había dejado a mí con el problema que había creado él.

"Su sonrisa de ensanchó antes de apartar su mirada"
            - Ah… Siempre igual.- dijo antes de apoyar el codo en la mesa para poder apoyar su menton en su mano - Depende de que profesor - sonrió - No todos son tan amables o de fiar… Algunos pueden parecer pequeños animalitos tranquilos…

Se acercó a mí, consiguiendo que mi piel se erizara ante su presencia tan cercana. Su sonrisa se ensanchó antes de apartar su mirada.

            - Aunque en realidad son fieras que te pueden atacar en cualquier momento.

Un golpe seco en la mesa me sobresaltó, haciendo que cogiera una gran bocanada de aire al mismo tiempo que boté en mi silla. Me giré hacia el creador de dicho sonido y Kale estaba mirándonos con el ceño fruncido. Acto seguido sonó la campana que indicaba que había finalizado el recreo. La risa de Night se fundió con la agradable melodía de la sirena, consiguiendo relajarme. Solo un poco.

            - No me puedo creer que ese pelmazo no haya llegado todavía - suspiró Kale, levantándose de la silla con gracilidad - Yo me voy. - coge el abrigo pero antes de irse, coge su maletín y saca unas hojas, tendiéndomelas antes de soltarlas encima de la mesa - Aquí están las hojas. Ya me dirás que tal.

Cuando se marchó por la puerta, perdiéndose entre la multitud, aun estaba cogiendo aire. No conseguía entenderlo. En realidad, ni a él ni a Night. No actuaban como los demás profesores y eso no sabía si era bueno o malo. Sin darme cuenta, dirigí la mirada hacia Night. Conseguí evadirme por unos segundos de todo el jaleo de alrededor y observar a mi nuevo profesor un poco más a fondo. Su cara impoluta daba la impresión de que tenía el tacto del terciopelo y su pelo, un tanto revuelto, relucía con la luz de los neones. Parecía sacado de un cuadro.

Automáticamente levanté el brazo, intentando tocarlo, pero paré en seco cuando su mirada se clavó en mi mano. Una mirada que inspiraba puro terror, una llamada de alerta, y que me paralizó en el mismo instante que entró en contacto conmigo. No sonreía, pero no me daba la sensación de que aun que parecía un animal salvaje apunto de atacar, no me iba a hacer daño.

            - ¿Pasa algo Lire?

Negué con la cabeza, lentamente, intentando despejarme un poco. “Solo estoy un tanto sorprendida ante los profesores de hoy en día” pensé, volviendo a mirarlo sin levantar del todo mi cabeza. Él dibujó una medía sonrisa antes de contestar a mi confesión no formulada.

            - Aun no has visto a todos los profesores nuevos.

Sobresaltándome ante su declaración, me levanté de la silla. Las pocas personas que quedaban en la cafetería se nos quedaron mirando, un tanto extrañados. Normal. Ya era yo rarita de normal, junto con este tipo y el otro profesor, no puedo imaginarme que creían los demás. Él se levantó de la silla, tranquilamente, recogiendo sus hojas al mismo tiempo. Debía admitir que el chico no estaba mal y tampoco me sacaba tantos años.

“Lire, por favor, que es un profesor. No lo conoces de nada y ya estás pensando en cosas cochinas”
            - Pero también me salvó la vida - pensé, discutiendo con mi conciencia.

Alcé la cabeza y ví su sonrisa. Si. Esto me iba a traer algunos problemas. Y parecía que él sabía exactamente lo que estaba pensando.

            - Creo que ya va siendo hora de marcharse. Es inútil esperar a Nail - suspiró - Joder, es su primer día.
            - ¿Nail? Será el nuevo profesor de plástica, ¿no?
            - Si - abrió la puerta para que pudiera salir, que majo - Parece que estén renovando a todo el personal.
            - Bueno, la verdad es que la mayoría del profesorado son bastante mayores. Asíque supongo que es normal que se jubilen y entréis nuevos, ¿no?
            - Claro - sonrió - Así puedo vigilar que no te ocurra nada - susurró.
            - ¿Cómo? - no sabía si había sido mi imaginación o realmente había dicho lo que creí haber oído.
            - Que vas a llegar tarde. - dijo, dándome un leve impulso en el hombro - Adiós.

Le miré su espalda, más ancha de lo que creía que era. Sin poder evitarlo me sonrojé, al tiempo que entrecerré los ojos empezando a caminar hacía mi clase. De todas maneras, mi profesor, Nail, no había venido, asíque tampoco tenía mucha prisa. De pronto, alguien me cogió del brazo, balanceándome un poco, sin llegar a conseguir que perdiera el equilibrio.

            - ¿Por qué estás tan roja? - dijo Samuel, tocándome con el dedo índice la cara.- No me dirás que aquí ha pasado algo…
            - ¿Pero que estás diciendo? - dije, librándome de su agarre- Aquí ni ha pasado nada ni nadie está roja.
            - Claro, claro. - sonrió - Espero que la princesa no se enamore del héroe que la salva, sobretodo porque es su profesor.
             - ¡Estupido!

Le empujé mientras Samuel estallaba en carcajadas mientras le acompañaba a su siguiente clase, ya que me pillaba de camino. Ya en la puerta de su clase, intentó tranquilizarme un poco. Ya había conocido a dos profesores raritos, nadie me daba la seguridad de que este fuera diferente, sobre todo porque Night lo conocía.

Y como había dicho, no apareció. En fin. Se me pasaron las horas lentas, con suerte de que tuve una hora libre en la biblioteca donde me relajé escuchando música en el mp3. Ya después de que sonara el último timbre, me dirigí hacia la salida donde me encontré a Sofía y estuvimos hablando un rato hasta que chocamos contra Nacho.

            - Venga, Lire. Confiesa. - dijo Sofía, sonriente, levantando las cejas - ¿Qué te llevas con el profesor Kale?
            - Tía, en serio, solo me estaba dando unas partituras.
            - Si, ya y yo me lo creo. Pensaba que no te gustaba cerca de Night por, ya sabes que.
            - ¡Agh! - levanté las manos, riéndome - ¿Por qué todo el mundo me contradice?

Me fui hacia el grupo, pero justo cuando iba a tocar el hombro de Miguel, una fuerte punzada en el pecho me obligo a parar de respirar. De repente, el mundo comenzó  a inclinarse y llevándome la mano en el pecho, me paré en seco. Noté esa extraña sensación que había notado el día de mi secuestro. Empecé a sentir nauseas cuando escuché una conversación entre Sofía y Nacho, que supuestamente no debería oír.

            - Nacho, Lire me preocupa.
            - ¿Por qué? Yo la veo como siempre
            - Creo que le tema del secuestro y esos profesores nuevos. Vamos sabes que es demasiada casualidad. Mira.
            - Oh… ¿ese no es Night?
            - Desde que hemos salido, ha estado observando a Lire todo el tiempo. ¿No te parece raro?
            - Vamos, seguro que son imaginaciones tuyas.

Oí su nombre de la voz de Naomi. Alcé la cabeza, sudando, realmente mareada, cuando noté como desaparecía el dolor rápidamente. Pestañeé varias veces. Sofía me tocó el hombro y la miré, un tanto sorprendida, aunque su rostro denotaba más sorpresa.
            - ¿Te encuentras bien?
            - Si… Creo que sí.
            - Vamos, Lire - dijo Miguel - Que nos estarán esperando en la esquina.

Me fui con Miguel, intentando asimilar lo ocurrido. Había escuchado una conversación que estaba a varios metros de distancia. No creo que eso fuera normal. Sentía aun un leve dolor en el pecho, pero la rareza de la situación ocupaba todos mis pensamientos. De nuevo, Night estaba dentro de lo ocurrido, de las cosas extrañas que están ocurriendo en mi vida. ¿Por qué? ¿Qué me está ocurriendo?

miércoles, 4 de marzo de 2015

SDLD - Cap.2 e)

Heeeyyy, ¿Que tal, nubecitas esponjosas?

Espero disculpeis mi actualización tan entrada en la noche. Este finde semana (más bien el jueves por la noche) vienen unos amigos a casa y hemos estado de limpieza. Pero me ha dado tiempo ha escribiros el final del capitulo 2, que ya tocaba. Apartir de ahora se resuelven todas (o casi todas) las incognitas de nuestros protagonistas.

Y bueno, estoy enganchada un nuevo manga (justo estaba escribiendo la historia de Shiraga y he conocido a un personaje moniiisimo del mismo estilo) se llama :"Kamisama Hajimemashita". Os lo recomiendo.


Si no me gusta lo que hay...
Tambien os informo de mi nuevo blog, un poco más personal: "El aullido del lobo ovejero". Soy un tanto crítica con todo y lo podreis comprobar allí. Si quereis claro jajaja. Suelo sacarle mucha a punta a las cosas (lo siento u.u) y precisamente por eso, si algo no me gusta, lo digo. Y de eso trata el blog.


Sin más dilación, la historia :D
Espero que os guste.
Saludos.

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Mientras ellos continuaban con la pequeña batalla, Javier, detrás de unos pequeños arbustos, intentaba proteger con su cuerpo a Olivia, la cual escuchaba costosamente la conversación que tenían Maiga y Coriu, preocupada por si el desconocido le hacía daño un tanto impotente ante la situación.
            - ¿Qué es lo que acaba de decir? - preguntó Olivia, sorprendida - ¿Javi?

Sin embargo, Javier no respondió. Seguía sin prestarle atención, mirando fijamente como volaban los puñetazos, patadas, cintas, cabezazos y demás movimientos en la batalla que estaba librando su amigo. No podía hacer nada, su prioridad era proteger a Olivia y a Nubia.
            - ¡Javier! ¡Dímelo!
            - ¡Javi! ¿Estáis bien? - preguntó Maiga, al tiempo que oía un “Error” y recibía un puñetazo en el hombro, consiguiendo arrastrarlo hacia atrás y perder el equilibrio.
            - Tranquilo - dijo Javier a su oído, cogiéndolo al vuelo - Vamos, levanta.
            - ¿Eh? - miró hacia ambos lados, buscando a su contrincante - ¿Dónde está Coriu?
Los dos miraron hacia donde estaba Olivia y confirmaron sus sospechas. Coriu se encontraba encima de los arbustos, con una gracilidad que solo él poseía. Su sonrisa sorprendió a Olivia, la cual se alejó un paso hacia atrás.
            - Hola preciosa - dijo Coriu, con su dulce sonrisa pintada en su rostro - ¿Cómo estás? Espero no haberte asustado con todo este espectáculo.
            - Estoy bien… - susurró Olivia, confundida ante su propia respuesta - No me has asustado con tu estúpido exhibicionismo.
            - Oh… - se encogió de hombros y cogió a Olivia por los hombros, acercándola para sí - No quiero llevarme mal contigo, preciosa.
            - ¡Eh! Quítame tus manos de encima - gritó, golpeándole en el pecho, intentando quitárselo de encima - ¿Qué es lo que quieres?
            - Tranquila, tu solo confía en mí.

Olivia se quedó prendada del contacto visual entre sus ojos y los hipnóticos ambarinos de Coriu, el cual volvió a cogerla, esta vez por la cintura, suavemente. Tenía una calidez misteriosa, un aire familiar que parecía que hacía mucho tiempo que no experimentaba y una sensación de añoranza que la hizo cogerle la mano con firmeza.
            - Vale.
            - ¡Suéltala! - gritó Maiga, corriendo hacia ellos.

Apretando su cuerpo con el de él, Coriu dejó que Olivia le agarrara con fuerza de la camisa mientras se apartaba de un salto de las garras de un furioso Maiga. Su cara furiosa le produjo una gran satisfacción, pero el tacto de las manos y el cuerpo de Olivia era abrasador, sin poder evitar sonreír. Aterrizó sobre el felpudo de “Bienvenido” de la puerta principal, donde Nubia no hacia ni 5 minutos que había abierto la puerta, en la cual estaba agazapada detrás de ella, impotente.
            - Por favor, déjala - dijo Nubia, sin titubear, como si fuera más una orden que una súplica.
            - Relájate, mujer - sonrió Coriu, mirándola brevemente para volver a posar su mirada amable en Olivia - Todavía no me la voy a llevar. Prefiero que vosotros la preparéis para lo que le espera. Hasta pronto, mi preciosa princesa - susurró dulcemente, acariciándole la mejilla con sus ásperos nudillos.

Olivia no pudo reprimir un escalofrío. Sin embargo, no dejó de mirarlo a los ojos, serena, tranquila. Sentía una mezcla de emociones en su interior que apenas entendía. La adrenalina no dejaba que pensara con claridad, pero algo le decía que le conocía aunque algo había cambiado y le alarmaba, haciendo que no llegara a confiar en él. Lentamente, se alejó de esa mano para acercarse a Nubia dentro de la casa, sintiéndose a salvo.
            - Lo dudo mucho.
Una dulce y pícara media sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios besando un mechón de su pelo, antes de alejarse a gran velocidad para aparecer a escasos metros de Maiga, aun apoyado en Javier.
            - Bueno, mi queridísimo amigo Maiga - dijo Coriu, con cierto tono juguetón, aun con la sonrisa en su rostro - No puedo quitarte la vida, pero tranquilo - le miró fijamente, serio, sin un sentimiento alguno - El día que quedaras completamente solo y vacío llegará muy pronto…
La tensión que había creado se rompió en unos segundos cuando sonrió súbitamente, despidiéndose de Javier con un extraño saludo antes de desaparecer. Un largo silencio llenó el vacío que dejó Coriu al marcharse. Javier y Maiga se miraron preocupados, indecisos de si su enemigo había marchado de verdad. Ya barriendo el terreno y asegurando así su seguridad, respiraron tranquilos antes de observar a Olivia, la cual hablaba nerviosa con Nubia mientras ella revisaba que no tenía ningún rasguño.
Sabían que ella tenía muchas dudas y la aparición de Coriu no había echo más que crear más confusión. Maiga frunció el ceño. Sabía demasiadas cosas como para estar tranquilo al ver como Olivia había tenido contacto con Coriu. Debía explicar las cosas antes de que se descontrolara más la situación.
            - Me parece - susurró Javier - Que habrá que decirle la verdad ¿no?
            - Me hubiera gustado que hubiera sido de otra manera, pero… hay que darle una explicación.
                                                                       ***
Por un pasillo con poca iluminación de baldosas blancas con dibujos extraños que Coriu conocía muy bien, caminaba hacia el final de este, hacia una sala de grandes ventanas, donde al fondo una persona, sentada en un enorme trono dorado, se encontraba rodeada de distintos seres. Al detectar la presencia de Coriu, las criaturas se giraron hacia él y a medida que se acercaba, iban convirtiéndose en polvo y las estatuas alojadas en esa misma sala, adquirían un tenue azul claro.
Al llegar a pocos metros del trono, se arrodilló ante una mujer de figura imponente.
            - ¿Qué ha ocurrido? - dijo una voz femenina.
            - Estaban Nubia y Olivia pero…
La chica pegó un puñetazo en el asiento, retumbando este por toda la habitación. Las criaturas se retorcían en las estatuas, sin embargo, Coriu no se inmutó. Si mostraba algún sentimiento solo encontraría dolor y sufrimiento. Y ya había aprendido hace mucho a no mostrar nada delante de su ama.
            - ¡No me valen excusas! Te dije que solo vigilaras a Maiga, para ver si el colgante era por fin de Olivia y así, podría reclamar su poder. No te dije que intervinieras a no ser que Maiga se sobrepasara o corrieras peligro.
            - Pero noté una descarga de energía por parte de ella y pensé que…
            - ¿Otra vez excusas? - suspiró exasperada. - No te habrás encaprichado, ¿verdad?
            - No. Yo solo siento devoción por ti.
            - Lo se - dijo ella, sonriendo frívolamente - Dentro de poco, ni Maiga ni Javier serán un problema y la pequeña Olivia será nuestra. El futuro que le espera es demasiado fuerte para una mente tan frágil. La oscuridad por fin tendrá el poder suficiente para controlarlo todo.
            - ¿Y que ocurre con Nubia?
            - De eso se encargará “ella”
            - … ¿Estás segura?
            - Confía en mí.
            - Sí, mi señora - dijo Coriu, al tiempo que con la cabeza gacha, se levantaba. Como si de un soplo de viento se tratara, desapareció.
Aun dentro de la sala, una pequeña risa retumbó en las paredes. Una sonrisa se dibujó en el rostro de la mujer del trono, rodeada con un aura más negra que el carbón. Sus ojos negros relucieron con fuerza.
            - Oh mi querida Olivia. No tienes ni idea del peso que tienes en tus hombros ni del que tendrás que soportar.