Bienvenidos Nubecitas Esponjosas:
Estoy de trabajos hasta el cuello y agobiada al máximo, pero se intenta aparecer por aquí, aunque sea un dia o dos a la semana. Febrero es un més caótico, para todos en general. Y para añadir un cupo, tengo a mi novio en la cama, malito (pervertidas jajaja). Asique nada, estoy de estudiante agobiada y de ama de casa. Pero bueno, se hace lo que se puede.
Os dejo con otra parte del capítulo dos de Susurro de los Dragones. Está avanzando lento, pero lo dicho, no hay tiempo pa más.
Espero lo disfruteis.
Y perdón la tardanza.
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Estoy de trabajos hasta el cuello y agobiada al máximo, pero se intenta aparecer por aquí, aunque sea un dia o dos a la semana. Febrero es un més caótico, para todos en general. Y para añadir un cupo, tengo a mi novio en la cama, malito (pervertidas jajaja). Asique nada, estoy de estudiante agobiada y de ama de casa. Pero bueno, se hace lo que se puede.
Os dejo con otra parte del capítulo dos de Susurro de los Dragones. Está avanzando lento, pero lo dicho, no hay tiempo pa más.
Espero lo disfruteis.
Y perdón la tardanza.
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Cuando Olivia salió del cuarto de baño se
estiró lo máximo que pudo su cuerpo, intentando no pensar demasiado en la situación
anterior. Se sentía un tanto extraña desde la mañana, como pequeños impulsos
provenientes de su pecho. “A lo mejor me está dando una taquicardia” pensó ella,
un tanto sarcástica. Sin embargo, cuando se dispuso a entrar en la habitación,
escuchó algo que le hizo quedarse quieta:
-
Esto es para ti - dijo él
-
¡Oh, Javi! ¿Es lo que creo que es?
Sin entender lo que había escuchado, se
acercó lentamente a la puerta, intentando ver por un minúsculo espacio lo que
sucedía dentro de la habitación, consiguiendo distinguir a Nubia con un pequeño
estuche, del tamaño de una pelota de golf. A su lado, sin poder verlo pero
escuchando su voz, Javier respondió ante la pregunta.
-
Claro. En cuanto Olivia reciba el suyo, tendrá utilidad y podrás conseguir lo que
pertenece.
-
Javier… - susurró mirándolo y se sonrojó en cuanto él le cogió la mano. - Y... ¿Y
dónde…está el colgante de Olivia?
- Lo tiene Maiga -
contestó, acariciándole la mano, haciendo que Olivia sintiera un fuerte dolor
en el pecho. - Supongo que en cuanto lo vea se lo dará. No debe de tardar mucho
en aparecer.
Aún asomada en la puerta, Olivia pudo observar como una de las manos
de Javier apartaba delicadamente un pelo de la cara de Nubia y se lo colocaba
detrás de la oreja. Ella se sonrojó más y a su vez, Olivia se apartó de la
puerta, sin poder soportar más lo que veía. Sin embargo, siguió escuchando.
- Creo que le tiene
preparada una gran sorpresa. Sabiendo todo lo que siente por ella, seguro que
será espectacular.
- ¿Qué? - susurró
Olivia, desconcertada.
Olivia sintió como su cuerpo irradiaba calor; Notaba como su corazón
palpitaba con fuerza, como chocaba contra las paredes que lo protegía; El bello
de todo su cuerpo se erizaba, ante la reacción de escuchar la frase de Javier.
Un pequeño interruptor se había encendido en su corazón, un sentimiento extraño
comenzó a inundarla, además de nerviosismo y confusión. Sin embargo, antes de
aclarar en su cerebro todo lo que sentía, el móvil de Olivia comenzó a sonar,
retumbando por todo el pasillo.
Rápidamente, se apartó de la puerta, alejándose en cuchillas,
intentando coger la llamada a tiempo mientras susurraba palabras sin sentido,
un tanto mosqueada.
- Joder - refunfuñó
al coger el móvil y ver que era Maiga - ¿Sí? - susurró un tono más bajo.
- ¿¡Donde estás!?
- ¿Cómo? - contestó
desconcertada ante el grito de su amigo.
- Te estoy
preguntando que donde coño estás – se oyó por el otro lado del teléfono,
jadeante.
- Oye - dijo Olivia,
ofendida – Relájate. – Miró de reojo hacia la puerta de Nubia antes de susurrar
– He ido a ver a Nubia.
- Perfecto. Dile que
me abra la puerta.
Acto seguido, el sonido del teléfono colgando resonó en el oído de
Olivia como si de un trueno fuera. Pasmada por lo que acababa de suceder, miró
el teléfono desconcertada ante la actitud de su amigo. Pocas veces había visto
a Maiga enfadado.
-
¿Qué
leches le pasa a este ahora?
-
¿Qué
ocurre? ¿Qué haces ahí sentada en el suelo?
Como acto reflejo, Olivia se giró, encontrándose a Nubia y a Javier en
el pasillo, observándola. Se dio cuenta de que Javier volvía a ser el chico
taciturno y que estaba detrás de ella con el semblante serio que le caracterizaba. Olivia no pudo evitar suspirar e intentando
pensar una excusa rápida, vio de reojo la cara preocupada de Nubia.
-
Nada –
dijo sonriendo mientras se levantaba del suelo – Anda Nubia, no deberías estar
de pie – espolsándose los pantalones, fue hacia Nubia, instándole que entrara
en la habitación – Cuanto más descanses antes te recuperarás. Yo voy a… ¡la
cocina! ¿Puedo coger algo de comer?
-
Claro –
contestó Nubia, sonriendo – Gracias por preocuparte – besó a Olivia en la
frente y se metió en su cuarto – Mira en la nevera. Seguro que mi madre dejó
ahí unja tarta de chocolate, no estoy segura, jeje.
-
Perfecto.
Gracias
Contestó sin darse cuenta de la indirecta de su amiga y se dirigió
hacia las escaleras sin reparar en la mirada de Javier hasta que él, con una mirada dura, la agarró por el brazo, haciendo que le mirara, extrañada y un
tanto asustada.
-
¿Qué
pasa? – dijo Olivia, intentando disimular su prisa - ¿Quieres que te suba algo
de comer?
-
No –
entrecerró los ojos y le soltó el brazo – Te acompaño.
-
Oh… -
exhaló aire – No – no podía aguantar su mirada, por lo que agachó la cabeza –
Tranquilo, tu cuida de Nubia y procura que no se levante de la mesa.
Tenía sentimientos encontrados en ese momento y si dejaba que Javier
tuviera contacto con sus ojos, se podría arrepentir de sus palabras. Sin dejar
que él reprochara, corrió hacia las escaleras, dejando a un Javier pensativo,
extrañado ante la actitud de su vieja amiga. Sabía que le ocultaba algo, pero
no estaba altamente alarmado ya que, el cambio no se produciría hasta que Maiga
le diera la piedra, sin embargo sintió que algo se acercaba y su intuición no
solía fallar.
***
“¿En qué estabas pensando?” pensó Olivia a pie de las escaleras “Ahora
mismo no estás para confesiones inapropiadas. Demasiadas cosas que pensar. Al
final no va a ser un buen cumpleaños, ya verás”
Miró la puerta donde supuestamente estaba esperando al otro lado
Maiga. Se mordió las uñas, nerviosa, sin
saber muy bien que hacer. Estaba claro que no lo iba a dejar fuera pero no para
de pensar en la conversación que habían tenido Javier y Nubia.
“A lo mejor son más cercanos de lo que yo creía” pensó, apretando los
puños sin saber muy bien cómo reaccionar. “No, Nubia me lo habría contado y
Javi, aunque es muy serio suele ser bastante claro con ese tipo de cosas”
-
Debería
abrirle la puerta…
Con paso decidido fue hacia la puerta pero en cuanto puso la mano en
el pomo, dudó. Cogió aire y con sumo cuidado para que no la oyeran, abrió la
puerta y se deslizó muy despacio hacia afuera, cerrando la puerta con la misma
suavidad que como la había abierto. Suspiró.
“Es la hora de la verdad. Relájate Olivia, no es normal en ti estar
tan nerviosa” se dijo para sí misma antes de darse la vuelta.
En cuanto su mirada tomó contacto con la persona que estaba delante de
la verja, pestañeó varias veces. No se esperaba ver a un Maiga con la cara
roja, sudoroso y con la respiración entre cortada. Denotaba cansancio, como si
hubiera corrido una maratón y prácticamente, lo había hecho. Había corrido con
todas sus fuerzas, preso de los celos que sentía. Él sabía muy bien los
sentimientos de Javier hacia Olivia pero también conocía los de ella. Y solo
tenía una cosa en la cabeza
“Ella había decidido estar con él el día de su cumpleaños, en vez de
conmigo”
La miró, ya más calmado, apoyado en la verja, intentando recuperar el
aliento antes de hablar con ella. Sin embargo, en cuanto ella le miró a los
ojos, no pudo evitar que el enfado se le pasara. Solo un poco.
“A lo mejor no está él” pensó Maiga, intentando ser lógico. “Ha venido
porque yo le dije lo de Nubia. No tiene por qué estar él aquí. A lo mejor Sofía
se equivocó”
-
¿Estás…estás
bien? – preguntó Olivia, preocupada por el estado de su amigo.
-
Si…
Tranquila – respondió entrecortadamente, respirando a cada palabra que
susurraba - ¿Puedes… venir… un momento? – le hizo señas para que se acercara a
él, ya incorporándose.
Quería estar a solas con ella para darle su regalo, pero Olivia no
estaba tan convencida de ir. Estaban Javier y Nubia esperándole arriba y temía
que lo que quería Maiga era charlar con ella largo y tendido.
-
No
puedo – contestó Olivia, con preocupación – Estos no saben que estoy aquí fuera
y si…
-
¿Estos?
– le cortó, agarrando la puerta de la verja y abriéndola. Algo dentro de él
cambió - ¿Quiénes estais? – se acercó a ella, a apenas un paso – Olivia
Maiga se acercó hasta ella, sorprendiéndola. Antes de que le diera
tiempo a contestarle, él le agarró del brazo. Olivia le miró a los ojos pero no
parecían los mismos. Le pareció que su iris, del color verdoso que lo
caracterizaba, daban vueltas lentamente alrededor de la pupila.
-
E…e… -
“¿Por qué actúa de esta manera?” pensó, sin poder contestarle.
-
¡Dimelo!
-
¡Déjame!
– gritó Olivia, soltándose de sus brazos, retrocediendo mientras volvía a sentir la presión en su pecho. Frunció el ceño, un
tanto asustada por la actitud de su amigo - ¿Qué rayos te pasa?
Pestañeo varias veces, recordando algo que había oído. “Lo que había
dicho Javi….”
“-
¡Oh, Javi! ¿Es lo que creo que es?
- Claro. En cuanto Olivia reciba el suyo,
tendrá utilidad y podrás conseguir lo que pertenece.
- Javier… - susurró mirándolo y se sonrojó
en cuanto él le cogió la mano. - Y... ¿Y dónde…está el colgante de Olivia?
- Lo tiene Maiga - contestó, acariciándole la mano,
haciendo que Olivia sintiera un fuerte dolor en el pecho. - Supongo que en
cuanto lo vea se lo dará. No debe de tardar mucho en aparecer.
- Creo que le tiene preparada una gran sorpresa.
Sabiendo todo lo que siente por ella, seguro que será espectacular.”
“Eso es. Lo que siente por mí…” pensó Olivia.
Volviendo a la realidad, Olivia vio como Maiga se acercaba lentamente
hacia ella, con el semblante serio. Debía preguntárselo, pero estaba segura si
quería saber la respuesta.
-
Que…
que…
Extrañado ante la nueva actitud de su amiga, se paró en seco y se
cruzó de brazos. No estaba pensando con claridad pero los celos se apoderaban
de él poco a poco.
-
¿Qué
de que?
-
¿Qué
sientes por mí?
Su corazón dio un vuelco. ¿Qué había dicho? Ella lo miraba entre
expectante y nerviosa. Esperaba una respuesta, aunque no parecía muy convencida
de ello.
-
¿Yo? –
preguntó sorprendido, ruborizándose por la pregunta. Intentó pensar rápido pero
las palabras salían solas, sin poder controlarlas – A …. ¿¡A que viene esa
pregunta ahora!?
-
¡Quiero
saberlo! – exigió Olivia, sin saber muy bien porque tenía que saberlo. La
reacción vergonzosa de Maiga la alarmó todavía más.
Con la cara roja como un
tomate, esta vez no por el cansancio si no por vergüenza, agachó la cabeza,
nervioso, intentando buscar las palabras adecuadas. La no tan pequeña exigencia
de su amiga había conseguido que perdiera el enfado que tenía y había roto
todas sus defensas. No podía aguantar la intensa mirada de Olivia, taladrándole
cada vez con más fuerza y menos aun habiéndole pedido que le expresara sus
sentimientos, así, de sopetón. La situación había dado un giro de 180º grados y
Olivia le metió en un callejón sin salida.
“Bueno…” pensó Maiga,
mirándola de reojo, aun sonrojado “ Solo hay una solución”
-
Yo… lo que siento por ti es…
***
<3<3
Claaaro lo dejas así, no? qué bonito D:
ResponderEliminarTe he apuntado un par de cosas que me han dejado desconcertada via skype, pero el resto me ha gustado, lo dejas tan así que no puedo evitar tener ganas de más, espero que subas pronto~
Nos leemos por skype o similares oki?~
¡Un besín!